EL ESPEJO REAL

Ahora tienes cincuenta años y quizás,

Te sientes acomplejada,

Piensas que ya eres vieja

Y que no eres tan bella como antes.

 

Te miras al espejo,

Ese que te acompaña desde que tenías quince,

El que conoce hasta tu más diminuto lunar.

 

El mismo que día a día vio crecer tus senos, embarnecer tu cuerpo y

Te sirvió de consejero para decirte como peinarte y maquillarte.

 

Ese espejo que contempló tu cuerpo mientras te depilabas;

Vio como le aplicabas cremas y lo rociabas con perfumes.

 

Tu confidente que siempre te dijo en tus años juveniles, lo hermosa que estabas.

Ese que seguramente a veces, fue hasta morboso y te miró en demasía.

 

Hoy te miras en él, y te dice otra cosa.

 

Ese, tu compañero de días y noches,

El que tanto has consentido,

Hoy se está convirtiendo en tu peor enemigo,

Se torció contigo linda mía,

Ya te dice que no lo mires,

Que tu rostro ha cambiado,

Que tienes algunas arrugas,

Y que tu cabello no es el mismo que te decía como peinarlo.

 

No, no le hagas caso,

Tómalo y rómpelo,

Quiebra ese rectángulo de vidrio, mentiroso y traicionero,

Ese que disfrutó de tu ternura corporal durante tantos años,

Y ahora te mira con desprecio,

Vuélvelo mil pedazos…

 

Vuélvelo mil pedazos y dáselos al señor que fabrica  frascos,

A ver si es que esas harinas sirven para hacer un recipiente para embazar veneno,

Será para lo único que se podrá usar,

Porque sus despojos quedarán manchados de su falsedad y crueldad…

 

Levanta tu mirada, no te sientas triste.

 

Fue tu compañero por casi la mitad de tu vida,

Se llevó las imágenes que ningún fotógrafo haya podido capturar de tu cuerpo,

Pero fue solo un aprovechado,

Olvídalo, no vale la pena llorarlo.

 

Ahora mírame a los ojos,

Están brillosos, ¿cierto?

Brillan porque se sienten alegres,

Porque ahora serán,

 EL ESPEJO REAL de tu vida.

 

El espejo que no ve en tu rostro unos ojos,

Ve un par de luceros que Dios le arrebató al firmamento,

Para ponértelos y hacer que iluminen el mundo con tu mirada.

 

Un nuevo espejo, que ve en ti,

Unos labios hermosos y provocativos,

Parecen obra de mil cirujanos extraterrestres.

 

El que ve en tus lindos cachetes,

Un par de dulces y rosadas pomas.

 

El espejo que ve en ti una mujer madura, no vieja;

Con una hermosura natural, envidiable;

Con una sonrisa que le alegra la vida a cualquier ser que te mire.

 

Un espejo sincero y objetivo,

Que ve un cuerpo que ha sido amado y también algo desgastado,

Porque al hacerse madre, y por su madurez, por naturaleza se deteriora;

Tal vez, con unas carnitas de más y algunas curvas perdidas;

Pero aun así, ve un cuerpo que puedes contonear por las pasarelas de la calle con tranquilidad y orgullo,

Porque miradas por doquier tendrá y uno que otro piropo recibirá.

 

Soy EL ESPEJO REAL que hoy te dice,

Que si para unos polluelos ya estás vieja,

También te aterriza y te dice que no eres para ellos,

Que vales más que sus deseos carnales.

 

Que es hora de mirar a tu alrededor,

Ver a los de tu mismo modelo y a otros de unas líneas más añejas,

Los cuales estarán sedientos de saborear la miel de tus pasiones;

De hacerte sentir joven y bella.

 

Y si no me crees, permíteme ser más que tu espejo,

Y contemplarte no de lejos, sino entre mis brazos;

Déjame tratar de hacerte feliz y demostrarte que con mis elogios,

Levantaré tu ánimo y volverás celosas a muchas que aún se siguen mirando,

En sus despiadados espejos de vidrio…

 

Autor: «El Cheverísimo» Luis Alfonso Galeano S.

Imagen tomada de freek.es

Medellín Colombia

Derechos Reservados

 

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