El Balón Está Triste

 

 

Autor: Luis Galeano "El Cheverísimo"

Vamos a cambiarle la cara de tristeza al fútbol y al deporte, con tu buen comportamiento; como hincha en la tribuna y en la calle, como jugador en la cancha y en tu oficio de entrenador o directivo.

¡El compromiso es de todos y es urgente; comienza por respetar el gusto y los sentimientos de los demás!

EL BALÓN ESTÁ TRISTE

El balón venía caminando lento, decaído, con la cabeza agachada y con lágrimas en sus ojos. Sí, caminando, era un extraño balón con forma de humano; con cuerpo, pies, manos, ojos, boca, y orejas.

Se detuvo por un momento, me miró como suplicando un consuelo, seguidamente se giró para seguir su camino.

Yo descansaba sentado en una de las bancas del parque por donde él estaba, cerca de una cancha de fútbol; al ver que se iba lo llamé y regresó a mí, lo invité a sentarse a mi lado; me presenté y le pregunté:

¿Qué le pasa? Lo veo muy triste.

No debería sentirse así, usted es considerado el protagonista número uno de los espectáculos en el mundo y, el mayor de los inventos del planeta en deporte, recreación y entretenimiento; es el juguete más deseado por la mayoría de los niños y el preferido por los humanos para jugar o ver los partidos que juegan con usted; debería sentirse muy feliz.

Muy atento y pensativo, pero con la cabeza doblada, mirando al piso, me escuchaba.

Luego de pensar por un momento en lo que le dije, levantó la cabeza, me miró, aún en completo silencio.

Otras lágrimas salieron de sus ojos.

Luego me comenzó a hablar:

En tiempos pasados lo era; era muy feliz y pensaba que mi destino solo iba a ser dar botes, rodar por las canchas del mundo brindando espectáculos, reuniendo familias y amigos a través del fútbol y haciendo felices a quienes jugaran conmigo, así como a los millones de hinchas que siguen a sus equipos.

Inclusive, desde siempre lo supe y acepté muchas situaciones que tendría que pasar, unas buenas y otras no tanto.

¿A qué situaciones te refieres? Le repliqué.

Mira, sabía que me iban a tratar a las patadas.

Que los defensores no me iban a querer en su campo y rápido me sacarían de él.

 

Otros, los guardametas, me querrían abrazar.

Que los talentosos creativos inventarían jugadas líricas conmigo.

Y los goleadores me llevarían a una portería y me meterían a una red, y que eso pondría a unos muy contentos, que iban a saltar, a gritar, a celebrar y, a otros, a los contrarios, no les gustaría.

¿Bueno, pero, dime exactamente cuáles son los motivos que te ponen tan triste?

A pesar que en algunos momentos, aún me siento feliz, especialmente cuando los niños juegan conmigo o cuando uno de ellos me recibe como regalo de sus padres, hay muchas cosas que me hacen sentir demasiado triste:

Ya muchos jugadores no tienen sentido de pertenencia, solo juegan por dinero y fama.

No hay respeto por los árbitros; a pesar que a veces se equivocan y algunos se acomodan, son humanos y pueden fallar.

Muchos padres y madres de los jugadores insultan y hacen desorden en las tribunas y además, quieren ser técnicos, no dejan que los entrenadores dirijan sino que pretenden ser ellos los que ordenen como hay que jugar o alinear un equipo y se enojan con los técnicos por las decisiones que toman.

Que, aunque me encanta que me vean en la TV, por esas transmisiones ya muchos no me acompañan al estadio.

Lo más triste, ahora soy sinónimo de terror:

Mientras que en otras épocas se reunían las familias en los estadios, canchas y “potreros” a gozar conmigo y a compartir sanamente, ahora entre los hinchas se han formado cantidad de bandas que se apoderaron de esos espacios, para hacer violencia, desmanes y manchar todo lo bueno que yo pueda hacer.

Y más doloroso aún:

Se están aporreando, haciendo desorden, generando inseguridad y hasta matándose por causa de un resultado en los partidos, porque me abrazo más veces con la red de un equipo o simplemente porque no les gusta ver al otro con una camiseta contraria.

Tienes razón, le contesté, infortunadamente la juventud de hoy y muchos adultos no tienen la cultura de ver el fútbol como debe ser, un espectáculo para disfrutar en familia y amigos.

Y, ¿Cómo crees que te puedo ayudar?

De nuevo me miró, con un gesto de agradecimiento por escucharlo y por encontrar a quién le sirviera de medio para enviar unos mensajes que generen consciencia y ayuden a cambiar su cara de tristeza por una más alegre; seguidamente me respondió:

Te pido que les digas a todos los que giran en mi entorno, que si no quieren seguir viendo mi cara triste, si me quieren y disfrutan conmigo, que cambien su actitud, que sean honestos, que se porten bien y practiquen los valores del respeto, tolerancia, prudencia, compañerismo, lealtad, integridad y que vivan todos los momentos que pasen conmigo con tranquilidad y completa calma.

A los hinchas, que respeten los gustos y sentimientos de los demás, que no insulten ni miren feo o peleen con otros solo por vestir una camiseta contraria a la de su equipo preferido. Que no hagan desórdenes porque su equipo pierda o no consiga el resultado que esperan; que entiendan que en el fútbol es normal que a veces se gana, en otras se empata y se pierde. Que vuelvan a los estadios y escenarios en familia y conscientes que no vale la pena perder la calma, la tranquilidad, la libertad y hasta la vida por un resultado.

A los jugadores, que practiquen el juego limpio, que es mejor perder un balón o una jugada a tener que lamentar después por lesionar a un jugador contrario y lesionarse él mismo y además, salir expulsados y a la vez, generar rabias entre los seguidores.
Que no protesten sin causa justa las decisiones de los jueces y que aprendan los reglamentos para que tengan claridad y no juzguen sin conocimiento de los fallos arbitrales.

Dígales a los niños que cuando crezcan recuerden siempre que fui su juguete preferido y les di muchas alegrías junto a su padre y amiguitos y, que a muchos les doy la oportunidad de desarrollar su talento, realizar sus vidas, y ser famosos, por eso deben ayudarme a cambiar mi tristeza por felicidad.

También dele un mensaje a los padres y madres: Dígales que den ejemplo, que no griten groserías desde las gradas, ni insulten a los jueces o a los técnicos, que entiendan que deben ayudar a formar sus hijos con valores.

Y para muchos que ven a sus hijos como la solución económica de su futuro, que no los traten como una mercancía, sino como un deportista que se está formando. Y si a futuro el destino a través de él les da un golpe de suerte, bienvenido sea, pero que no sea ese el objetivo principal.

Estaba terminando de hablar el balón, cuando me desperté de un susto, por el ruido que generó un vidrio que se rompió de una de las ventanas del vecino, por el golpe de un balón pateado por uno de los niños que jugaban en un parque.

Este fue un extraño sueño que tuve cierto día , domingo si no estoy mal, mientras dormía, en una mañana de esas que uno se levanta más tarde.

Con este sueño, comprendí que tenía la misión de entregarles este mensaje del balón y pedirles el favor, que cada uno contribuyamos por el bien del fútbol, por la paz en los estadios, en las calles, hogares y en los escenarios deportivos.

Además, de recordarles a los hinchas, que cuando salen para el estadio o a la taberna a ver los partidos, en casa una madre y toda una familia se quedan esperando que regresen sanos y en completa paz.

Tú eliges con cuál carita prefieres ver al balón, al fútbol y al deporte en general.

Fui creado para divertir y unir; no para herir y distanciar.

Recuerda... ¡Soy solo un juego!..

 

Aunque la tristeza es en varios deportes, especialmente en los que más seguidores tiene, se hace énfasis en el fútbol, ya que es el que más situaciones presenta que hacen ver este mundo con gran tristeza.

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7 comentarios en «El Balón Está Triste»

  1. Buenas tardes soy Erika Ángel, y estuve en la actividad que patrocinaron para los niños en Calatrava, agradecimientos a todos los comercios y en especial al profe Higuita, de verdad que bien trabajo y labor, apasionado y entregado a los niños, para una mejor infancia y unos adultos más felices, conscientes y responsables.

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  2. Hola muy bien todo pero que pasa con aquellos técnicos que usan palabras hirientes a asia sus deportistas que los tratan de perdedores con palabras insultantes eso tambien hay que tenerlo en cuenta por que para forzar el caracter de un deportista solo basta con saber hablar

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